Los consejos de Gita
La incertidumbre de la política comercial estadounidense y los posibles escenarios de variación de precios han llevado a la Reserva Federal, encabezada por Jerome Powell, a mantener por más tiempo una postura monetaria restrictiva.
El impacto perjudicial de la política arancelaria de Donald Trump no se ha manifestado todavía en los Estados Unidos. La tasa de desocupación de mayo se mantuvo en un 4.2%, nivel considerado cercano al pleno empleo. En dicho mes se crearon 139 mil puestos de trabajo y la tasa de inflación, medida por la variación relativa del Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal, se colocó en abril en un 2.1%, muy cerca de la meta de inflación del 2%.
A pesar de ese aparente buen desempeño económico, los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) son negativos. Gita Gopinath, primera subdirectora gerente de dicha institución, indicó recientemente en una presentación realizada en el banco central de Turquía que los altos aranceles reducirán la tasa de crecimiento mundial en, por lo menos, medio punto porcentual y que, en algunos países, como Estados Unidos, podría aumentar de manera significativa la tasa de inflación.
La incertidumbre de la política comercial estadounidense y los posibles escenarios de variación de precios han llevado a la Reserva Federal, encabezada por Jerome Powell, a mantener por más tiempo una postura monetaria restrictiva. Se prevé que la tasa de interés de referencia seguirá inalterada hasta la reunión de septiembre. La doctora Gopinath, quien fue profesora en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard, advierte que las condiciones financieras restrictivas podrían afectar de manera desfavorable los flujos de capitales que se dirigen hacia las economías emergentes.
Según Gopinath, la transmisión de la política monetaria de los países emergentes depende de las condiciones financieras externas, relacionadas con la política monetaria estadounidense y con el acceso al financiamiento del mercado de capitales a través de la colocación de bonos soberanos. De esto se desprende que, a diferencia de lo que ocurre en las economías avanzadas, la influencia de la tasa de interés de referencia de los bancos centrales nacionales en las tasas de mercado es débil, en particular cuando se ejecuta una política monetaria sin consistencia temporal.
En la República Dominicana se confirma ese análisis. Entre mayo de 2023 y enero de 2025, el Banco Central inyectó una masiva cantidad de liquidez y redujo la tasa de interés de política monetaria en 275 puntos básicos, hasta llevarla al 5.75%; sin embargo, la tasa pasiva, que se movía casi a la par con la tasa de referencia, solo bajó 81 puntos básicos y la tasa activa apenas disminuyó 69 puntos básicos. Esa anomalía monetaria se explica porque en dicho período la Reserva Federal solo redujo su tasa de interés de referencia en 75 puntos básicos y quedó en el rango que va del 4.25% al 4.5%, un nivel considerado restrictivo. Esto demuestra que la política monetaria de Estados Unidos es un determinante fundamental de las tasas de interés del mercado financiero dominicano y, por tanto, del ritmo de crecimiento del producto interno bruto (PIB).
Gita Gopinath también señaló que la política monetaria de las economías emergentes tiene menor capacidad de mantener ancladas las expectativas de inflación. De sus palabras se desprende que, para fortalecer la confianza de los agentes económicos, es importante que no haya interferencias políticas en las decisiones del banco central y mucho menos dominancia fiscal, a fin de evitar un financiamiento del déficit del sector público a través de emisión monetaria, ya sea de forma directa o indirecta, en el presente o en el futuro. Para ella es esencial que los bancos centrales respondan con rapidez y firmeza ante los riesgos inflacionarios provenientes del exterior y eviten que la variación de precios se incruste en las expectativas, mediante mecanismos de indexación que acentúen la persistencia de la inflación.
Es importante destacar que el Banco Central de la República Dominicana ha logrado preservar el anclaje de las expectativas de inflación. Una parte de ese resultado se explica por el subsidio de los precios de los combustibles y de la tarifa eléctrica. Esa decisión del Gobierno dominicano mitigó el impacto de la inflación importada sobre los precios y facilitó que las autoridades monetarias pudiesen mantener la expectativa de inflación cerca del 4%, lo que favoreció que la inflación bajara desde un máximo de un 9.64% en abril de 2022 y se moviera dentro del rango meta en los últimos 24 meses.
Con relación al impacto de la tasa de cambio en la estabilidad de precios y financiera, la subdirectora gerente de FMI sostiene que, a pesar de que en muchas economías emergentes el efecto de las variaciones cambiarias sobre la inflación ha disminuido, sigue siendo significativo en comparación con lo que ocurre en las economías avanzadas. Se estima que, en los países en desarrollo, por cada 1% de depreciación de la moneda nacional respecto al dólar, los precios suben un 0.2%.
Gopinath aconseja que la intervención en el mercado cambiario se lleve a cabo con cautela y solo cuando sea realmente necesario, como en situaciones de salida abrupta de capitales o de ataques especulativos contra la moneda. Esto significa que no se debe intervenir con el objetivo de reducir los movimientos cambiarios normales o de apreciar la tasa de cambio hasta un nivel que puede ser positivo para los importadores y consumidores, pero resulta insostenible en el largo plazo.
La adopción de un esquema de metas de inflación en la República Dominicana en 2012 ha reducido el efecto de transmisión del tipo de cambio a los precios, al ser ese marco un apoyo del anclaje de las expectativas de inflación, lo que reduce la inercia inflacionaria. No obstante, las autoridades dominicanas podrían fortalecer dicho esquema mediante una comunicación más transparente y efectiva de sus decisiones de política monetaria.
Finalmente, para asegurar el buen funcionamiento del marco de metas de inflación es imprescindible evitar la adopción de medidas monetarias zigzagueantes, subóptimas e inconsistentes, ya que generan una volatilidad e incertidumbre que podrían elevar el efecto traspaso de la depreciación cambiaria y de las perturbaciones a los precios. Una buena ejecución de la política monetaria fortalecería el proceso de asignación de los recursos productivos y propiciaría un entorno adecuado para enfrentar con éxito los choques externos y mantener un elevado ritmo de crecimiento económico.